Poesía cristiana - Belén

Belén 

Adán manchó la luz de su inocencia 
Cediendo del Dragón a los antojos 
Y en pago de su indómita insolencia 
Lloró, en vano, de su Alma los despojos. 

Rompió de la obediencia los cerrojos 
Y el castigo se oyó con inclemencia 
¡Será tu campo semental de abrojos, 
y el sudor será el pan de tu existencia! 

Mas la bondad de Dios se compadece, 
Y al mísero ofensor mudar le ofrece 
Su negra mácula en fulgor de armiño... 

Y en un pesebre de Belén se abría, 
En los amantes brazos de Maria, 
La aurora del perdón trocada en Niño.

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