Es doloroso que haya tantas iglesias que se han casado con una cultura diseñada por cristianos para cristianos; cultura muy diferente a la misión fundamental original de la iglesia de llevar el mensaje de Jesús a todo el mundo. Si hoy nos estamos reuniendo en los templos sólo para celebrar cultos y no marcamos una diferencia en nuestra sociedad, entonces nos habremos convertido en ‘el evangélico de al lado’ para los demás. Recordemos que nosotros somos la parte visible de Dios; nuestras acciones cuentan. Por eso, nunca dejemos de centrar nuestra mirada en Jesús, ni de pedirle al Señor que nos limpie del veneno de las rivalidades y las críticas y que llene nuestra vida y nuestros corazones de Su infinita gracia.
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